jueves, 24 de noviembre de 2011

NUEVA RESEÑA DE "LA REPÚBLICA DEPENDIENTE DE MAVISAJ"


Esta reseña pertenece al blog literario "Mundo Paralelo". Para poder leerla deberéis entrar en este enlace:

domingo, 20 de noviembre de 2011

ARTÍCULO "LA LITERATURA DE CRÍTICA SOCIAL"


Publicado en el periódico "Las Provincias" el viernes 18 de noviembre. Para leerlo mejor podéis entrar en este enlace:

ENCUENTRO EN EL IES PENYAGOLOSA






Encuentro en el instituto de enseñanza secundaria "Penyagolosa" en donde realicé una charla a los alumnos como consecuencia de la lectura que habían hecho de mi novela "La República dependiente de Mavisaj".

ARTÍCULO - ENTREVISTA TITULADO "¿QUÉ IMPORTANCIA TIENEN HOY EN DÍA LAS ONG?"


Para poder leer este artículo-entrevista realizado a Rosa Herrero, coordinadora de la Unidad Territorial de la CVONGD, podéis entrar en este enlace:

FRAGMENTO DE "LA REPÚBLICA DEPENDIENTE DE MAVISAJ"


Este nuevo fragmento al segundo capítulo titulado "La isla de Katerauac (el mundo)":

Aquella isla, situada en el mismo Ecuador, te cautiva incluso antes de poner tus pies en ella. Desde el aire, la frondosidad de sus bosques tropicales se mezcla con los continuos saltos de agua que, en forma de cascada, acarician y riegan el inmaculado verde que sus colinas y valles albergan. Éstos, embriagados por el frescor que los torrentes producen en ellos, los juntan y encauzan hasta formar ríos a los cuales acompañan hasta su encuentro con el mar, recibiéndolos éste con todo su esplendor y mostrándoles un espectacular azul turquesa difícilmente igualable. Sus playas de arena blanca son acariciadas sin rubor por unas olas tranquilas, amansadas por una prodigiosa barrera de coral que, a la vez que les da la bienvenida, les advierte de que no deben molestar con su impertinencia al gigante de fuego, no sea cosa que profanen su placentero sueño y éste, molesto, escupa ríos de lava para mostrar su mal despertar. Hace varias décadas que la gran montaña está dormida, pero eso no significa que su corazón no siga latiendo. Su poder es tal que con cada erupción ha remodelado la silueta de Mavisaj, como emulando al Todopoderoso en este tipo de cuestiones. En su honor se levantaron hace cientos de años infinidad de templos, esculpidos cuidadosamente con la roca volcánica que el gran señor les había proporcionado para dicho fin. La espiritualidad que en ellos se respira está adornada por miles de flores que acarician su recinto, pues la unión de dicho dios con la naturaleza es total.

Sus muros no tienen techos, y las aberturas de sus paredes nunca están obstruidas por ninguna puerta, puesto que para el gran señor nunca ha de haber secretos que ocultar. Las gentes de Mavisaj eran abiertas, como sus templos, sin nada que esconder, pues sus únicas pretensiones eran pasar por esta vida preparándose para un honor más alto, que no era otro que la unión espiritual con el Ser Supremo cuando sus días terrenales llegasen a su fin. Fue quizá por ese motivo, por lo que hasta hace tan sólo treinta años siempre estuvieron a merced de una gran potencia colonial. Desde tiempos inmemoriales, sus ricas y fértiles tierras han sido codiciadas por todo tipo de visitantes, los cuales, no satisfechos con las rentables transacciones comerciales que solían realizar, acababan finalmente oprimiéndola y sometiendo a la población a su caprichosa voluntad. Si tentador era someter a estas gentes, sólo por el hecho de oponer poca resistencia debido a su forma espiritual de comportarse, no lo era menos el explotarla debido a la gran riqueza que sus tierras escondían. Pero quizá «esconder» no sea la palabra adecuada, pues su suntuosidad y hermosura se atisba tanto desde la propia tierra, como del lejano mar. Cuando bordeas la costa, su majestuosidad y abundancia de frutos tropicales te saludan desde la orilla, atrayéndote hacia ella como preciosas sirenas en mitad de un inmenso mar. Si evidentemente caes en la tentación de desembarcar en sus playas, tus sentidos ya no te dejarán volver atrás. A cada paso, cuando te adentras en su frondosa espesura, la naturaleza te va sorprendiendo a cada instante. Pájaros de mil colores, árboles y plantas con todo tipo de manjares, e infinidad de agua con la que satisfacer todas tus pretensiones. El paisaje te embriaga y sigues caminando, no das un paso atrás, puesto que tus ojos están ávidos de nuevas sensaciones y riquezas. Machete en mano si es preciso, vas ganando tu duelo particular con la montaña que vas escalando, regocijándote con lo conseguido, y soñando con lo que vas a descubrir. Cuando por fin llegas a su cúspide, el paisaje te corta la respiración. Una inmensidad de valles y laderas montañosas esculpidas con miles de terrazas de un verde espectacular invaden tus ojos. Son los arrozales, los cuales parecen haber sido hechos por un ser superior, pues su belleza es inigualable. El agua de lluvia lo invade todo, y sonoros riachuelos campan a sus anchas haciéndoles guiños a las verdes matas, a las que acarician y dan vida. Tus ojos y tus piernas son incapaces de atisbar el final de dicho paraíso, pues detrás de una ladera sigue otra, y con cada valle vuelve a nacer otra montaña. Sólo tras varias jornadas castigando tus extremidades, pero regocijando tus pupilas, das con él, con el señor de la isla, con aquél que hace miles de años creó tanta belleza al arrojar desde sus entrañas el sedimento volcánico que cubre la totalidad de Mavisaj. Katerauac, así es como le llaman los nativos desde tiempos ancestrales.

lunes, 14 de noviembre de 2011

RESEÑA SOBRE "AÑO 2112. EL MUNDO DE GODAL"


Aquí tenéis la reseña realizada por el blog literario "Libros que voy leyendo" sobre mi novela "Año 2112. El mundo de Godal". Este es el enlace:

lunes, 7 de noviembre de 2011

RESEÑA SOBRE "LA PLAYA DE REBECA"


Aquí tenéis la reseña realizada en el blog literario "Mundo paralelo". Este es el enlace:

FRAGMENTO DE "LA REPÚBLICA DEPENDIENTE DE MAVISAJ"


Este fragmento pertenece al capítulo uno titulado, paradójicamente, "El final". Como no es muy extenso, aquí lo tenéis íntegramente:

CAPÍTULO 1 El final

El pequeño haz de luz que se filtraba a través de la tupida cortina de la habitación hacía temer lo peor. El hombre que en ella habitaba estaba a punto de morir, y él lo sabía. Hacía horas que su móvil estaba desconectado, y las llamadas que recibía a través del teléfono fijo eran ignoradas por éste. La suite del hotel Imperial se le hacía inmensa, desproporcionada para lo insignificante que se sentía. Deambulaba sin cesar del salón al dormitorio, deteniéndose en ocasiones en el baño para aliviar el agobiante sudor que invadía su nuca. Mojaba delicadamente su rostro, a la vez que la parte anterior y posterior del cuello, para volver de nuevo sobre sus pasos, en un camino que repetidamente le conducía al mismo sitio. Tomaba aire con tal fuerza, que sus conductos respiratorios apenas daban abasto, expirando y aspirando con tal brusquedad que ni siquiera su cuerpo podía controlar. Mientras su mente viajaba por su pasado, sus cuerdas vocales se deshacían en una tos incontrolada que le provocaba el vómito, un vómito cruel de sentimientos encontrados. Miraba al cielo como buscando un porqué, una respuesta, pero lo único que encontraba era el reflejo que aquel haz de luz producía en la lujosa lámpara de cristal de bohemia. Las prolongaciones de la misma se asemejaban a lágrimas en suspensión, unas lágrimas que paradójicamente él ya no tenía, puesto que las últimas que había derramado minutos antes lo habían dejado exhausto y sin apenas expresión en sus cansados ojos. Seguía andando sin pausa, pellizcándose furiosamente los brazos y golpeando su cara con sus nudillos desnudos. Voceaba de vez en cuando preguntándose el porqué de su ingenuidad, pero sobre todo, el porqué de su situación. Cuando la tos cesaba, jadeaba como un morlaco buscando las tablas intentando que éstas le ayuden frente a la masa vociferante y cruel que espera su muerte. Sus recuerdos y su risa, desesperada en ocasiones, lo introducían por momentos en otro tiempo, cuando él era un hombre sano y fuerte, pero ante todo, admirado y respetado. Sí, iba a morir, sólo él lo sabía, y eso era lo que más le dolía. Ya no había tiempo ni medicinas que pudiesen curar su enfermedad, ésa que produce desgarros irreparables en el corazón, y en el alma. Después de largas horas de «caminata», sus extremidades se relajaron, y su cuerpo y su mente empezaron a experimentar una paz que apenas recordaba. Se sentó tranquilamente frente al escritorio, e intentando recuperar unas fuerzas que ya no tenía, tomó papel y lápiz y firmó la nota que horas antes había redactado de su puño y letra. En el mismo momento en que el teléfono volvía a sonar, un estruendo acalló su sonido, y Pierre Lemerre dejó de vivir. Sí, él sabía que iba a morir, puesto que la pistola que llevaba en su bolsillo se lo recordó desde el primer momento en que entró en la habitación.

Sólo habían pasado un par de horas cuando Jhon Rodríguez entró en la suite. El ir y venir de los inspectores de policía se mezclaba con el murmullo de los periodistas que se arremolinaban en la puerta. Ajeno a todo esto, el cuerpo inmóvil y con el cráneo destrozado de Pierre Lemerre descansaba sobre la silla del escritorio, goteando todavía la sangre, que horas antes corría por las venas del vicepresidente de la República Independiente de Mavisaj.

ENTREVISTA EN BLOG LITERARIO.


Esta es la entrevista que me realizaron en el blog literario "En el mundo de la fantasía". Este es el enlace:

martes, 1 de noviembre de 2011

"LA REPÚBLICA DEPENDIENTE DE MAVISAJ"


Primera frase, dedicatoria y pequeño prólogo en forma de cuento que encabezan esta novela:

Si los cuentos fuesen realidad, alguien

conspiraría para asesinar a la fantasía.

Para todos los «no cuerdos» de este

mundo, puesto que todavía son capaces

de creer, pero sobre todo soñar, con la

felicidad compartida.

PRÓLOGO

Una vez érase, un Mundo que no era «mundo», pues su fiel compañera la Felicidad, murió víctima del rencor y la tiranía, de la injusticia y la maldad. Así, aquel Mundo se sumió de repente en una cruel desesperanza en la que nada ni nadie quiso ayudarle, y poco a poco empezó a morir también. La Vida quiso ir en su rescate, pero la Indiferencia y la Envidia se lo impidieron. Fueron meses, quizá años, de oscuridad y de miseria, de sinsabores y sinrazón. Pero de repente apareció él, el Equilibrio, tendiéndole una mano y aconsejándole a seguir luchando, aliándose con un nuevo personaje, el Optimismo, el cual no estaba hecho como los demás, ya que éste vivía en un paraíso de fantasía y felicidad. Y fue entonces cuando el Mundo comprendió que la Felicidad no había muerto, pues aunque fuera sólo en la mente de un «no cuerdo», como era el caso del Optimismo, ésta seguiría existiendo mientras el «mundo» fuese Mundo. Sí, fue en ese preciso momento cuando dicho Mundo decidió agradecer al Equilibrio su ayuda, no dejándose morir e intentando vivir en el único «mundo» que él podía entender, procurando empezar cada día con un «érase una vez», y no con un «una vez érase», tal y como muchos de los personajes que en él mismo vivían, habían pretendido abocarlo.

Pierre Lemerre no supo escucharlo, o más bien no le dejaron, por eso no fue el mundo el que lo mató, sino los crueles y despiadados personajes que en él viven.