domingo, 15 de abril de 2012

FRAGMENTO DE "AÑO 2112. EL MUNDO DE GODAL"


CAPÍTULO XVIII

La cuarta sesión

Godal, a pesar de que el tiempo acostumbra a dejar su impronta sobre la piel, pero más aún, sobre el corazón, siempre se resistió a envejecer de espíritu, de ahí que tuviese un feeling especial con los niños, con los adolescentes, con esos seres cuya inocencia todavía no había sido contaminada en exceso por el egoísmo y la frustración que conllevan los sueños perdidos de juventud. Era una relación especial que lo hacía sentirse a gusto con ellos, pues podía mostrarse natural y sin ningún tipo de presión, lejos en todo momento de aquella hipocresía estúpida que solía imperar en el mundo de los adultos. Por eso siempre decía que salvo raras y honrosas excepciones el hombre, a menudo, solía morir dos veces: cuando finalmente nuestro cuerpo deja de funcionar y, muchos años antes, cuando abandonamos a la tierna e inocente criatura que todos llevamos dentro. En definitiva, Godal fue durante la mayor parte de su existencia, lo que habitualmente se denomina «un niño grande».

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